En etapas difíciles es aún más necesario conocer el estado de ánimo de la plantilla para actuar. A los directivos les cuesta mucho hablar con su gente de la crisis porque tienen miedo a las críticas
En momentos de crisis la gente debe saber más que nunca por qué hace las cosas que le ordenan. No hay nada peor en una situación de inseguridad que le digan a uno que debe hacer ésto o aquéllo, sin saber por qué lo hace. Ir a ciegas es terrible. Cuanto más entienda cada persona por qué se hacen las cosas, mejor trabaja. Eso es comunicación pura. Sirve, además, para atajar los rumores que proliferan en situaciones como la actual y que son el peor enemigo para la necesaria tranquilidad que debe presidir todo momento delicado”, afirma Josep Manel Ventosa, director de desarrollo de recursos humanos del Banc Sabadell.
Es una buena reflexión, pero lamentablemente no está todavía muy extendida en nuestro país. Prevalecen comportamientos de otras épocas. Y no será por falta de instrumental. Las encuestas de clima de empresa, por ejemplo, están para eso, para detectar “el estado de opinión del colectivo de profesionales de una empresa acerca de una serie de variables que conforman su satisfacción. Hay unas dimensiones clave, como la promoción, el estilo de mando, la comunicación, la diversidad, la conciliación, la retribución… Después, se trata de focalizar la gestión sobre las áreas en las que se detecten posibles mejoras encaminadas a reforzar la satisfacción del personal”, explica Javier Cantera, consultor de dirección de personas. Y matiza seguidamente que “un estudio de clima laboral no sirve para nada si no va acompañado de un plan de acción”.
Y va más allá: “Si una empresa no está dispuesta a cambiar su actuación en función de lo que salga, mejor que no haga nada, porque va a frustrar aún más al personal. Nosotros dedicamos un tercio al diagnóstico y dos tercios al plan”.